Iglesia de San Francisco

La actual Iglesia de San Francisco debe su nombre a la orden franciscana que la edificó sobre la Ermita de la Veracruz en el s.XVI, cuando trasladaron su convento junto a este Templo. Convento, actualmente Centro Cultural, que pertenece al Ayuntamiento desde las desamortizaciones del s.XIX.

Debido a la sobriedad característica de las órdenes franciscanas, lo más destacado de su Portada, es el azulejo que representa a San Pedro de Alcántara con un látigo hecho con los cíngulos de esparto de la Orden, emulando a Jesucristo en la expulsión de los mercaderes del Templo.

La Iglesia consta de una sola nave, por lo que para preservar la intimidad del culto encontramos un muro cortina de madera labrada con dos accesos al interior de la nave, que nos sirve para delimitar el Coro del Templo que se encuentra sobre el espacio de entrada a la Iglesia. La nave está pintada de blanco con azulejería geométrica moderna de tonos azules y en sus paredes encontramos varias hornacinas que cumplen la función de altares.

La cubierta es de bóveda con cinco arcos de medio punto decorados al fresco con motivos florales, al igual que la moldura de escayola de toda la pared de la nave. El sexto arco que reposa sobre dos pilastras tiene en la cara que ven los orantes la inscripcion «ESTA ES LA CASA DEL SEÑOR» y en su cara interna el Ojo de Dios con sus rayos enmarcados por motivos florales. Sobre el Altar Mayor hay una cúpula gallonada decorada con motivos florales que está coronada con una linterna.

El altar, donado por Fernando VII, es de estilo neoclásico, de madera pintada imitando el mármol rosa y gris. Dividido en tres calles, en el centro enmarcado por dos columnas corintias y un arco decorativo de medio punto, se encuentra la talla de un crucificado, denominado de la Veracruz, del s. XVI y cuyo autor es Roque Balduque. A su derecha sobre una repisa de madera se encuentra la imagen de San Juan de Dios y a su izquierda en una repisa similar está la imagen de San Rafael. Y en su parte superior el antiguo escudo de la Hermandad de la Veracruz, el Santo Entierro de Nuestro Señor y la Soledad de María, de la que es heredera la actual Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Soledad, dicho escudo es la Corona de espinas con los Clavos de Nuestro Señor Jesucristo en su interior y rodeado por unas ráfagas flamígenas.

En la pared de nuestra derecha encontramos un retablo de madera tintada oscura y dorada de estilo neoclásico con pilastras en las que descansa un friso decorado con triglifos sin decorar rematado en un frontón decorado con gotas en cuya cúspide está el Ojo de Dios con sus rayos en metal dorado. Toda esta composición enmarca un óleo sobre lienzo que representa a las Ánimas Benditas del Purgatorio. Justo a su lado está el retablo de madera dorada con motivos florales incrustado en la hornacina de San Francisco de Asís, en cuya base destaca un pequeño sobresaliente a modo de falsa peana para dar mayor profundidad al conjunto. A ambos lados de la hornacina, enmarcándola, encontramos dos columnas talladas con estípites, volutas y motivos florales geométridos. El interior está recubierto con rosetones dorados sobre fondo negro, cubierto con un pequeño baldaquino rectangular con ataurique. Todo este retablo está coronado con motivos geométricos y motivos florales geométridos.

A continuación, nos encontramos con la Capilla del Sagrario, con planata cuadrangular y techo de falsa cúpula de siete vértices con linterna del mismo estilo. Sus paredes están forradas por damascos de tonos rojizos, destacando el retablo que está en su frontal.

El retablo que se encuentra en esta capilla, según los diversos restauradores que lo han estudiado no es el original del Sagrario, a pesar de ser del siglo XVII, por encontrarse cortado en sus extremos para adaptarlo a esta ubicación; barajándose la hipótesis de que fuese el primitivo Altar Mayor y que por un posible deterioro se «adaptó» y se trasladó de lugar para poder reutilizarlo. Se trata de un retablo de tres alturas, en el que podemos ver dos puertas franqueando el Sagrario, que es moderno de metal plateado. En la altura central podemos ver que las calles laterales son idénticas, hornacinas con baldaquino de madera tintada de negro y dorado y tapizadas con el mismo damasco de las paredes; a la derecha del sagrario está la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y a su izquierda San Juan de la Cruz, que es la única imagen masculina de vestir que encontramos en toda la Capilla del Sagrario. En la calle central, enmarcada por dos columnas corintias con el fuste decorado se encuentra la hornacina con baldaquino de María Santísima de la Soledad. En el piso superior se repite el mismo esquema de decoración que en la altura central, aunque no hay baldaquinos en esta altura; pudiendo encontrar en la hornacina central enmarcada por columnas corintias al Niño Jesús de Praga, a su derecha vemos a San Juan Nepumoceno y a su izquierda a San Fernando. Todo el conjunto está coronado en su cúspide con el emblema franciscano.

En las paredes laterales de la Capilla del Sagrario podemos encontrar un lienzo al óleo de San Josemaria Escrivá y enmarcado por un arco de madera, a cuyos pies podemos encontrar el Altar del Santísimo Cristo Yacente que se encuentra dentro de una urna de madera sobredorada en pan de oro datada a principios del siglo XX donde destaca la figura de la Fe y las cuatro flamígeras de la tapa. Justo enfrente está el Altar del Niño de Praga y sobre él, en un marco profusamente decorado, un lienzo con la Coronación de la Virgen como Reina del Cielo y la Tierra.

En el muro izquierdo podemos encontrar la hornacina, forrada de damasco en tonos ocre, con un marco de madera tintada oscura, molduras decorativas de yeso pintado y un pequeño altar a sus pies; de la Virgen de la Candelaria, que se encuentra resguardada por cristales. También en una hornacina cuadrada recubierta de damascos del mismo tono rojo de su manto y enmarcada por un marco de madera tintada oscura con molduras doradas, encontramos a Nuestro Padre Jesús de la Humildad y la Paciencia, talla del s.XVII que nos muestra a Jesús despojado esperando su crucifixión. Lo más destacado de este lateral es el Retablo de San Antonio, que es similar al retablo de San Francisco.